NADA NUEVO BAJO EL SOL
oscar | 4 marzo, 2010Esta antigua frase pareciera que no va a dejar de tener vigencia. Basta dar una recorrida por el mundo y ver como se está titulando en todos los medios periodísticos a la creciente actividad sísmica y meteorológica, que pone en riesgo vida y bienes humanos por todos los rincones de nuestro planeta. “Naturaleza agresiva”, “Mortal embate de la naturaleza”, “La venganza de la tierra”, “La tierra enojada” y muchos encabezados con el mismo sentido, dando a entender que nuestro planeta tiene las mismas nefastas emociones que nosotros, los humanos. Como lo que tenemos para comparar son nuestras propias experiencias, somos incapaces de ver más allá de nuestra corta visual. Llegar a pensar que la Tierra, pueda en sus manifestaciones naturales y absolutamente cíclicas, poner un grado emocional a sus cambios es francamente alucinar. Pensar que la tierra pueda actuar por venganza, por despecho o simplemente en contra de un ser vivo, sea cual fuera, es trasladar nuestro continuo accionar a la conducta de nuestro planeta, que bien vale decirlo, prácticamente desconocemos. Los humanos podemos actuar de acuerdo a nuestra conveniencia. Nosotros podemos accionar en contra de otros seres vivos, incluso contra nosotros mismos. Pero intentar trasladar nuestro bajo nivel de conciencia al trabajo que realiza nuestra única casa en el universo, es igual al intento de pretender vernos como los dueños del planeta.
La Tierra solo cambia para seguir siendo útil, no cambia para atemorizar a la raza humana. La Tierra cambia porque es un ser vivo y como todo ser vivo evoluciona. No destruye poblaciones humanas, reacomoda su balance. La Tierra tiene memorias que la humanidad desconoce. Los cambios sucedieron, suceden y sucederán, mucho más allá de la presencia humana o no. Los terremotos matan gente, pero más nos matamos nosotros, hacinándonos en las grandes ciudades. Los tsunamis y huracanes matan gente, pero más nos matamos nosotros, construyendo lujosas ciudades a la orilla del mar. Es fácil culpar a la naturaleza por nuestros desaciertos. La incapacidad de comprender los movimientos inconmensurables que está realizando nuestro planeta, para mantener viva la vida toda, en cada forma manifestada, en su superficie, en sus mares y en su aire, es el principal obstáculo para maravillarnos ante este proceso. Aceptar que el planeta está cambiando, que cambia para mejorar, que no lo hace en contra o a favor de ninguna especie y que requiere de los seres humanos que hoy la habitan, de una rápida apertura hacia conductas solidarias y pacifistas, ayudaría en grado sumo a que el proceso iniciado no dé como resultado que seamos una civilización más perdida entre nuestros escombros. La Tierra, nuestro planeta, nuestra casa, está cambiando, se mueve su eje de rotación, se acorta la duración de los días, se desplazan sus polos magnéticos, sus sistemas de intercambio de energía se reubican, la Tierra trabaja en su grandiosa tarea de mejorar y servir. La humanidad está distraída en poseer y doblegar. Entre la Humanidad y su único refugio en el universo, hay alguien que se está equivocando. Creo que no es difícil saber quién es.
Oscar Monjelat – Director caza tormentas del sur –
Rosario – Argentina – 04/03/2010